10/2/14

En profesional y el artista (3). ¡Cuidado con los dobles sentidos!

Hace unos días el dibujante e ilustrador Corominas a raíz, me parece, del debate sobre la profesionalidad en el mundo del cómic puso esto en Facebook:
Estoy una trastienda repleta de cómics de los 90. Cómics hechos por autores que se creían simples artesanos o artistas revolucionarios, guionistas y dibujantes que fueron criticados y alabados, que fueron llamados esquiroles, genios o capullos. Y os puedo asegurar que todos tienen la misma capa de polvo. 
En principio se me antojó una forma muy expresiva y gráfica –no por casualidad viene de un gran dibujante- de decir algo profundo. El autor parece tener razón en su apreciación y además lo expresa de forma hermosa. Pero, ¿realmente la tiene? ¿Lo habría aceptado puesto de forma, digamos, menos poética? Pensado una segunda vez me di cuenta de que había caído presa del doble sentido. Veamos como funciona esto.

Si nos fijamos, el enunciado puede entenderse de dos formas:

La primera, en sentido literal, resalta el hecho obvio de que en una librería de segunda mano el polvo no discrimina entre obras infames y obras sublimes.

La segunda, en sentido figurado, vendría a decir algo más interesante. Todas las obras acaban olvidándose sin importar lo que se dijese de ellas en su momento. El tiempo las iguala a todas (“todas tienen la misma capa de polvo”).

El problema del enunciado es que, entendido en sentido literal es cierto, aunque del todo trivial. Es evidente que el libro de un gran autor es igualmente susceptible de llenarse de polvo que el de un autor mediocre. Y en sentido metafórico, aunque habría sido interesante, profundo y perceptivo si fuera verdad, es completamente falso. Hoy en día se siguen reimprimiendo y leyendo cómics dibujados en los 90 –y mucho antes- y algunos de los autores de entonces siguen en activo. Además el tiempo no iguala sino que discrimina. Unos autores se recuerdan y otros se olvidan. Unas obras quedan y otras se pierden.

Al asentir ante un enunciado así lo que hice, sin darme cuenta, fue tomarlo como verdadero por su significado literal y como profundo por su significado metafórico creyéndolo profundo y verdadero. La lección aquí, es que los dobles sentidos pueden ser resbaladizos y que es muy fácil confundirse si uno no está atento. La popularidad de frases como “ARTE es solo una palabra” o “todo el mundo muere solo” parecen confirmarlo.

No obstante los dobles sentidos pueden utilizarse de forma menos inocente. Me refiero al uso que se le da a veces a la palabra más venerada en el vocabulario comiquero: La palabra “profesional”.

El primer significado del término es meramente descriptivo. Un profesional es alguien que se gana la vida con una actividad. También es alguien que cobra una retribución por la realización de un trabajo.

El segundo significado implica un juicio de valor. Un “profesional”, al contrario que un “amateur” o un “aficionado”, es alguien que desempeña con destreza una actividad. Cuando decimos que alguien es “muy profesional” o “poco profesional”, estamos hablando de la calidad de lo que hace y por tanto emitiendo una opinión.

El doble sentido, en este caso, permite a una persona intelectualmente deshonesta cambiar de significado a conveniencia según como avanza la discusión. Si, por ejemplo, digo que un autor no es profesional o que es poco profesional, cuando éste protesta y sus defensores me acorralan señalando premios, reconocimiento, o buenas críticas, puedo refugiarme en el primer significado de la palabra: “Solo me refería a que no vive de ello”. Y luego, cuando se calma la marea, puedo dejar caer de forma ambigua algo que dé a entender también el segundo significado y, así, ir saltando de uno a otro en beneficio propio. Incluso en su vertiente más descriptiva, la palabra “profesional” es ambigua, porque aceptaría en principio, no solo a quien vive de ello, sino también a quien cobra una remuneración. En el primer caso solo sería aplicable a pocos autores, mientras que en el segundo, sería aplicable a casi todos los que publicamos en España.

Por eso creo que hay que andar con cuidado con términos ambiguos y especificar a lo que nos referimos. O, mejor todavía, no utilizarlos si en el contexto pueden dar lugar a confusiones que caldeen los ánimos. Yo, personalmente, cuando hablo de estas cosas me refiero a autores que viven o no del cómic y así todo el mundo entiende de qué hablo. En aras de la claridad, a veces lo mejor es una perífrasis que evite los dobles sentidos.

- Pincha para leer  El profesional y el artista (1)
- Pincha para leer  El profesional y el artista (2) Cuando el ganador se queda con todo

3 comentarios:

Corominas dijo...

En tus últimos tres posts resplandece el sentido común sobre un tema que, a estas alturas, debería estar más que superado. Y en mi chorri-estado del FB intentaba describir lo que tenía delante mientras pensaba en la pobreza de nuestro mercado, nada más. Pero me alegra haberte dado pie a una reflexión interesante. :)

Santiago García dijo...

Gracias por la explosión de cordura de estos últimos posts, Max. Da casi un poco de rubor que haya que decir las cosas que has dicho, pero si de verdad es necesario, no se podrían haber dicho mejor.

Max Vento dijo...

Enrique,
Perdona que utilizara tu estado de Facebook, pero venía que ni pintado para introducir el tema de los dobles sentidos :)

Santiago,
me alegro que te gustasen. Tenía ganas de tratar de refutar de forma algo sistemática a algunos argumentos que he ido oyendo estos últimos años y un debate en facebook me animó a ello.