7/2/14

El profesional y el artista (2) Cuando el ganador se queda con todo.

En una conferencia en la fundación Juan March en octubre de 2013, Javier Cercas hablaba de la sorpresa que le supuso el éxito de 'Soldados de Salamina' (cito de memoria): “Hasta Soldados me leía mi madre y cuatro más, que es lo normal para un autor. Lo habitual es tener cincuenta o cien lectores, vender doscientos libros como mucho. Lo excepcional es que te traduzcan a no sé cuántos países y vivir de la literatura.” 

Y es que esta es una problemática que no sólo se da en el cómic y no sólo se da en España. La realidad es que la inmensa mayoría de gente que publica algo, lo que sea, en Europa o EEUU, no vive de ello. Soy consciente que a más de uno se le escapa la posibilidad de que en los dos grandes mercados de cómic accesibles a los autores españoles, el americano y el francobelga, la mayoría de autores se vean forzados a compaginar su trabajo como dibujantes con actividades mejor remuneradas y, por tanto, argumentaré mejor este punto en la siguiente entrada.

Pero la pregunta permanece: ¿Cómo es que la mayoría de autores no viven de lo que publican?

Volviendo al cómic, algunos dibujantes dan una explicación al respecto que que no me parece en absoluto persuasiva. El problema sería, según esta interpretación, que la mayoría de autores no nos tomamos en serio nuestro trabajo o, más bien, no nos tomamos en serio el cobro de nuestro trabajo. Quizás porque hemos sido manipulados en la absurda noción de que somos artistas y, como tales, queda de buen tono hacer cosas por “amor al arte”. Quizás porque, al trabajar en otras cosas y tener las necesidades cubiertas, no nos apetece mancharnos las manos peleando por mejores condiciones. En el caso de los esquiroles patológicos por las dos cosas a la vez. El resultado de esta falta de nervio guerrero es que el mercado se llena de intrusos que lo devalúan, y esto impide que los “profesionales de verdad” puedan cobrar un salario digno.

Ésta me parece una argumentación completamente errónea aunque disculpable. De hecho, confundir causa y efecto es una falacia tan habitual que hasta tiene su propio nombre en latín: Non causa pro causa o “falacia de la circularidad en causa consecuencia”. Quien incurre toma la consecuencia o resultado de un fenómeno y lo nombra la raíz principal del problema. Dicho de forma práctica y en el tema que nos ocupa: No se trata que al autor que da clases no le preocupe cobrar porque ya gana dinero en un instituto. Es al revés: el autor se ve obligado a trabajar en un instituto porque no puede cobrar más como dibujante.

Por tanto, el problema no es mentalidad perezosa o de esquirol -a todo el mundo, artista o no, le gusta ganar dinero si hay dinero que ganar- . El problema es la naturaleza del mercado editorial. Ojo, no solo del Español. De todos los mercados editoriales. Éste es un tipo de mercado que se conoce como “winner-take-all-market” (el ganador se lo lleva todo). Es decir, un mercado en el cual hay unos pocos que acumulan casi toda la riqueza. Sucede en los deportes, en el arte, en los libros y en la música, entre otros. En general, en actividades que son intrínsecamente satisfactorias, que la gente disfruta haciendo, al margen de la rentabilidad económica y que, por su naturaleza, solo pueden absorber a unos pocos individuos.

En el caso del cómic, evidentemente, la riqueza a repartir es exigua, pero permite a una minoría vivir de ello. Cuando un mercado “winner-take-all” se expande (como en Francia, por ejemplo) el grupo de los que acumulan la riqueza es mayor, pero también crece la proporción de los que ganan muy poco (hay una gran mayoría de autores y editoriales que solemos olvidar cuando hablamos de cómic en Francia y de EEUU, pero como dije, volveré sobre esto). Por tanto, mejoren lo que mejoren las ventas generales en el cómic, siempre habrá más autores que no vivan de ello que autores que sí lo hagan. Eso no una invitación a desesperarnos. Más ventas y más mercado, también supone más profesionales mejor remunerados. Pero en el tipo del mercado creativo en el que nos movemos los ganadores se lo llevan todo.

Así que, si eres uno de ellos, ¡enhorabuena y ojala te dure! El resto de profesionales (o no), estamos trabajando en ello.

- Pincha para leer  El profesional y el artista (1)
- Pincha para leer  El profesional y el artista (3) ¡Cuidado con los dobles sentidos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Max.
Interesante cuestión la que planteas en tu artículo, y para la que nunca he podido encontrar una respuesta concluyente en los muchos debates similares a la misma.
Aplicándome el cuento, yo mismo, como aspirante a dibujante en este caso, he podido experimentar el planteamiento de la cuestión. Sin conseguir encontrar trabajo en Francia o en U.S.A., teoricamente mejor remunerados, surge la oportunidad de realizar un proyecto para España, pero, digamoslo sin rodeos, ridículamente pagado; como quiera que hay que pagarse la hipoteca, me busco un trabajo "alternativo" para hacer frente a la misma, y ya no puedo dedicar todo el tiempo necesario al proyecto, aunque le aplique ganas, ilusión y entusiasmo; ¿soy un autor intrusivo o tangente a la profesión?
Y con las mismas, pregunto: si trabajo de soldador toda mi vida, pero aspiro a dibujar historietas, volviendo al tema del proyecto hispano mal pagado, pongo todas mis fuerzas en hacerlo realmente bien, pero sigo siendo soldador de profesión... ¿valen mis esfuerzos menos que los de un autor "profesional" y asentado, al que debería en un momento dado dejar el campo libre y seguir con lo mio?
Gracias por ofrecer debates tan necesarios, y un saludo.

Max Vento dijo...

Muy buenas,
la verdad es que lo que hacer con el proyecto depende de la situación de cada uno. Pero si te interesa mi opinión así es como lo veo:
- Si se trata de un encargo con fechas de entrega, intervención por parte del editor etc, etc... debería estar bien pagado. O por lo menos lo suficiente como para que puedas vivir de ello. Nadie encarga algo si no espera obtener un beneficio.
- Si se trata de un proyecto propio y es tu primera obra, inevitablemente estará mal pagado. Si tiene éxito ganarás más y a partir de ahí, te vas consolidando una carrera. Piénsalo como el primer escalón, no el último.

Si es un proyecto propio, puedes marcarte una fecha de entrega más o menos razonable teniendo en cuenta tu trabajo alimenticio. Yo cuando hice "Actor Aspirante" trabajaba en un colegio, por tanto no podía ir al mismo ritmo que quien trabaja en ello a tiempo completo. Así que todo depende de ti, al final. No hagas caso de los que te dicen que te hacen un favor por publicarte, ni de los que te dicen que nunca hagas un cómic por menos de X. La decisión es tuya.
En cuanto a si eres profesional o no, es debatir términos y no la realidad. Pero volveré sobre eso también en una entrada.
¡Suerte!